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Feminismo popular

El feminismo popular es una vertiente del feminismo que emergió en América Latina, principalmente en Perú, Brasil, Ecuador, México y Chile en los años setenta y duró hasta los años noventa del siglo pasado. El término fue desarrollado por mujeres en situación de pobreza quienes articularon la lucha de clases con la apropiación y reinterpretación del feminismo durante su involucramiento en movimientos sociales (Zapata 2007: 12). Como señala Espinosa para el caso específico de México, las mujeres dentro del movimiento urbano popular desarrollaron un concepto propio de feminismo, el cual combinaba la lucha de clases con la lucha por cambiar roles de género opresivos. En ese sentido, el término popular no estaba relacionado a su condición de mujeres en situación de pobreza, sino a la idea de que el cambio social que esperaban iba a realizarse en colaboración con el pueblo (2011: 277-308).

La vertiente popular del feminismo consistió principalmente de mujeres que se organizaron alrededor de la sobrevivencia económica y utilizaron sus roles tradicionales de género como madres, esposas e hijas para legitimar su participación política en movimiento sociales (Vargas 2008: 71). Este proceso de apropiación de sus roles de género puede ser entendido como una ruptura ontológica y epistemológica de las diferentes posiciones sociales y políticas del sujeto liberal que ciertas vertientes del feminismo proponían (Gargallo 2006; Espinosa, Gómez y Ochoa 2014; Bidaseca y Laba 2010)

En este sentido, la discusión acerca de la posición de la vertiente popular dentro del feminismo giraba principal, pero no exclusivamente, en torno a dos posiciones: por una parte, algunas autoras argumentaban que las reapropiaciones de los roles de género tradicionales implicaban el reforzamiento de la explotación y subordinación de las mujeres en el contexto de las políticas neoliberales. Por otra parte, otras autoras entendían ese reforzamiento como un resultado de la participación política de las mujeres, la cual desempeñó un papel significativo en la construcción de espacios de oposición política y social en contra de regímenes autoritarios en los cuales las mujeres en situación de pobreza desarrollaron sus agendas políticas (Arango y Puyana 2007). Sin embargo, debe precisarse que ambas fueron las posiciones más visibles dentro de un debate con diversos puntos de vista; la interrelación entre diversas vertientes del feminismo fue altamente compleja y produjo diversas posiciones como fue el caso de las doble militancias lo cual significaba que la misma persona podía formar parte de más de una vertiente del feminismo.

Algunos ejemplos de grupos feministas populares son el Movimiento de Mujeres Pobladoras (MOMUPO) en Chile; La Regional de Mujeres de la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP) en México; la Asociación de Mujeres de Zona Leste (Associaçâo de Mulheres da Zona Leste, AMZOL) en Brasil. La Federación Popular de Mujeres de Villa EI Salvador (FEPOMUVES) en Perú.

Feminismo y feminismo popular

En la primera mitad del siglo XX el feminismo en América Latina surgió a partir del discurso de emancipación de la modernidad, el cual inspiraba la demanda por igualdad universal como la base de la ciudadanía plena de las mujeres (Vargas 1992). Por una parte, esto abrió a las mujeres la posibilidad de participar en la esfera pública en el contexto de regímenes autoritarios, así como incidió en la politización de la vida privada. Por otra parte, el discurso de la igualdad fue elaborado a partir de una idea de sujeto homogéneo (el sujeto del liberalismo), la cual reducía la posibilidad de reconocer la interconexión entre distintos sistemas de opresión basados en el género, la clase, la etnicidad, la edad, entre otros. A partir de los años setenta, esa primera vertiente de corte liberal del feminismo fue ampliada por el surgimiento de demandas de mujeres provenientes de otras experiencias políticas y culturales. Tal fue el caso de las mujeres indígenas quienes introdujeron el tema del racismo, la etnicidad y la cultura. Asimismo, otras mujeres se incorporaron al proyecto feminista (mujeres afrodescendientes, lesbianas, integrantes de la clase media, por mencionar algunos ejemplos). Particularmente importante desde la perspectiva de este trabajo es el caso de las mujeres en situación de pobreza que habitan espacios urbanos (Vargas 1992: 196-202).

A pesar de que el feminismo en América Latina tenía el objetivo de combatir la subordinación de las mujeres, los altos niveles de desigualdad social y el acceso diferenciado a los bienes materiales y simbólicos trajo al primer plano las contradicciones y retos para alcanzar un consenso sobre un campo común para la acción (Alvarez 1998). El movimiento feminista pasó de una identidad singular en los años setenta y ochenta hacía una perspectiva más plural durante mediados de los años noventa. Esto ocurrió principalmente debido a la agencia de las mujeres que reinterpretaron los términos del feminismo y los reelaboraron desde su propia perspectiva (Alvarez 1998: 306). En un proceso similar, incluso cuando en los Estados Unidos y Canadá no emergió una vertiente popular del mismo o al menos no consiguió el nivel de organización alcanzado en América Latina y el Caribe, tuvo lugar un proceso de reconocimiento de nuevas identidades que intersectaban clase, raza y género (Davis 1981).

Desarrollo del concepto

El feminismo popular surgió en los años setenta en el contexto del "auge de las organizaciones de base, ampliamente conformadas y dirigidas por mujeres, en áreas metropolitanas de los países en desarrollo" (Castells 2010: 246). Dos factores fueron relevantes en el surgimiento de estos movimientos sociales: el primer factor fue la crisis económica y las políticas de ajustes estructurales que resultaron en recortes presupuestales para programas sociales, afectando así a los sectores más pobres de los países latinoamericanos; en tanto el segundo factor corresponde a un escenario político en el cual los movimientos sociales expresaron el descontento en relación con los regímenes autoritarios dentro de la región (Holston 2008: 238).

Mientras algunas feministas interpretaron esta participación como prácticas que reforzaban la división sexual del trabajo y los roles de género que reducían la participación social de las mujeres a la esfera doméstica, otras feministas consideraban estas experiencias de participación política basadas en su difícil situación económica como una posibilidad para superar su aislamiento en el ámbito doméstico. Al mismo tiempo, esta intervención les permitía crear un espacio donde ellas podían elaborar su propia agenda y abría la posibilidad de establecer procesos de reflexión acerca de sus derechos, así como sus roles de género (Vargas 2008: 71).

Muchas de estas organizaciones no aceptaron o incluso rechazaron denominarse o identificarse a sí mismas como feministas. En los casos en que adoptaron el término, esto sucedió mediante un proceso complejo de negociación con otros agentes y grupos de mujeres que les permitió interpretar y adaptar las ideas del feminismo a sus propias agendas. De hecho, el feminismo popular en tanto categoría, fue elaborado en tensión, interacción y negociación con otros grupos de mujeres, mujeres integrantes de partidos políticos y grupos feministas e incluso con la iglesia (Drogus and Stweart Gambino 2005).

Esta interacción posibilita entender la construcción del feminismo popular como un proceso sociopolítico en el cual tuvieron lugar muchas discrepancias. Esto quiere decir que no todas las feministas en la academia reconocieron como parte del feminismo las demandas de las mujeres en situación de pobreza, así como no todas las organizaciones populares de mujeres se reconocieron a sí mismas como feministas, ni tampoco consideraban el feminismo un asunto importante en sus luchas sociales. Por ejemplo, como León señala, la mayor crítica que las mujeres dentro de los movimientos de base dirigieron hacia los grupos feministas fue que eran elitistas y no tenían interés en los problemas sociales que estaban enfrentando los grupos populares, además de que "tomaron mucho más del movimiento de mujeres" de lo que devolvieron (2007: 37-38).

La presencia del feminismo popular en la esfera regional e internacional

Durante las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado, la pluralidad de perspectivas y posturas dentro del feminismo hicieron clara la multiplicidad de identidades y posiciones que cuestionaban la idea de que el género era la única categoría que marcaba la subordinación de las mujeres. Esto fue evidente durante el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en 1981 en Bogotá, Colombia. En este evento, las cuestiones del clasismo, racismo y sexismo fueron tema de discusión y crearon un espacio de reflexión acerca de los diversos tipos de opresión que las mujeres de los grupos económicos menos favorecidos experimentaban (Vargas 1992: 203-204). Durante el tercer encuentro feminista en Bertioga, Brasil celebrado en 1985, las mujeres de los sectores populares propusieron que sería mejor reconocer que existen feminismos, en plural, y no un solo feminismo (Restrepo and Bustamante 2009: 21).

Esto sentó un precedente para el cuarto encuentro en México en 1987, donde tuvo lugar una discusión más amplia acerca de la pluralidad del feminismo en general y el estatus del feminismo popular en particular. La Regional de Mujeres de la CONAMUP y otras organizaciones se reconocieron a sí mismas tanto como movimiento popular así como feministas, oponiéndose de esa forma a las perspectivas que sugerían que la vertiente popular desvirtuaba la radicalidad e identidad del movimiento feminista. Esta postura suscitó debates acerca de quien tenía la legitimidad para definirse así misma feminista y a la vez decidir si las otras participantes lo eran o no. A pesar de estas tensiones, el consenso prevaleció y las participantes reconocieron que todas eran feministas (Restrepo and Bastamente 2009: 23-24).

El feminismo popular estuvo también presente en los trabajos preparatorios para atender la cuarta conferencia de las mujeres en Beijing en 1995 (también conocidos como el proceso de Beijing). Este conjunto de conferencias hizo evidente la necesidad de reconocer las luchas de las mujeres que desde diferentes contextos sociopolíticos se identificaban como feministas. Durante las conferencias, las participantes enfatizaron las formas en que la raza/etnia, clase, sexualidad, edad, y otras categorías eran constitutivas de las identidades de género y producían estructuras jerárquicas y desigualdades específicas. De esa forma, las reuniones preparatorias celebradas en Mar de Plata en septiembre de 1994 sirvieron como un espacio para mostrar estas diferencias. Prueba de ello es que la mayoría de los documentos generados enfatizaban el carácter plural, multicultural y pluriétnico de las sociedades de latinoamericanas y el Caribe, así como del movimiento de mujeres en la región. En este sentido, como la presidenta de la Coordinadora Metropolitana del Programa de Vaso de Leche en Lima estableció: "antes, hablar de feminismo era tabú entre mujeres de sectores de populares... ahora somos feministas, pero somos feministas de un nuevo mundo... y no vamos a someternos nosotras mismas a otras mujeres" (Alvarez 1998: 302).

La presencia del feminismo popular en el proceso de Beijing ofreció una posibilidad para las mujeres viviendo en situación de pobreza para llevar sus demandas a la esfera internacional, en un escenario donde las ONGs jugaban un papel central en la producción de los documentos redactados durante la cumbre de Beijing. A pesar de que el enfoque de estas últimas organizaciones favorecía los trabajos con el estado para reducir las brechas de género, algunas posturas dentro del movimiento de mujeres latinoamericano contemporáneo consideraban que en los proyectos de las ONGs las mujeres eran consideradas algunas veces más como clientes que como agentes políticos. Las críticas vertidas en este sentido señalaban que las ONGs proponía un acercamiento ontológico diferente a la perspectiva de ciertos grupos del feminismo popular, quienes consideraban que esta nueva postura favorecía la despolitización y reducía la movilización social (Alvarez 1998: 305-317).

La participación de las ONGs produjo una nueva división, la cual se intensificó cuando las ONGs feministas ganaron posiciones importantes durante el proceso de Beijing. Algunos términos surgieron para marcar esta distinción entre "el movimiento de mujeres" con "el movimiento de proyectos de mujeres", o entre las feministas "independientes" y las "institucionalizadas". Además, la participación de ONGs financiadas por el gobierno de Estados Unidos (USAID) era vista con sospecha entre ciertos grupos pues se temía la posibilidad de injerencia por parte de intereses externos (Alvarez 1998: 312-317).

Comentario fínal

Algunas autoras consideran que la participación de las mujeres en situación de pobreza constituyó una irrupción en los espacios del feminismo blanco y de clase media, pues las mujeres de sectores populares propusieron un análisis de la explotación económica desde sus prácticas y experiencias personales (Vargas 2004). En este sentido, se puede argumentar que el conocimiento producido acerca de la opresión de las mujeres en situación de pobreza no tomaba en consideración sus contribuciones al feminismo y las perspectivas que construyeron desde su posición social (Arango y Puyana 2007: 14). En relación con esto último, la presencia de mujeres de sectores populares hizo evidente que ciertas vertientes del feminismo en la región no habían tomado en cuenta las voces y puntos de vista de las mujeres situadas en diferentes sistemas de opresión que entrelazan clase, género y raza. Finalmente, como Schild (2014) señala, el feminismo latinoamericano es un movimiento multivocal, y las mujeres en situación de pobreza jugaron un papel importante en la transición de una visión singular a una más plural. La consolidación de la democracia en la región durante los años noventa del siglo pasado y las políticas neoliberales cambiaron el contexto en el cual el feminismo popular emergió, lo cual ha reducido relativamente su presencia e impactos.

Cruz González

Favor de citar como:
González, Cruz. 2018. "Feminismo popular." InterAmerican Wiki: Terms - Concepts - Critical Perspectives. https://uni-bielefeld.de/einrichtungen/cias/wiki/p/popular-feminism.xml

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